miércoles, 25 de abril de 2018

Vigilancia independiente del Norte de Bucaramanga: Análisis discursivo de un comunicado de ofrecimiento de servicios

VIGILANCIA INDEPENDIENTE DEL NORTE DE BUCARAMANGA: ANÁLISIS DISCURSIVO DE UN COMUNICADO DE OFRECIMIENTO DE SERVICIOS

Jhon Monsalve


1.      Introducción
El discurso, según su modalidad, puede ser oral o escrito[1]. No obstante, se caracteriza por ser sincrético, es decir, por permitir que otros elementos que no son propiamente lingüísticos hagan parte del proceso de significación del acto discursivo. Es por ello que el analista, cuando pretende estudiar el discurso oral, no puede prescindir de lo cinésico o de ciertos elementos proxémicos, pues estos también determinan la comprensión del objeto de análisis. De la misma manera, cuando el corpus es un discurso escrito, debe tener en cuenta, además de los hechos propios de la lengua, los factores paratextuales. Lo anterior daría pie, sin duda, a definir el discurso no simplemente como un acto lingüístico, sino como un proceso semiótico, en el cual pueden converger diversos códigos:
(…) el proceso semiótico aparece, entonces, como un conjunto de prácticas discursivas: prácticas lingüísticas (comportamientos verbales) y no lingüísticas (comportamientos somáticos significantes, manifestados por los órdenes sensoriales).  (Greimas y Courtés: 1990, p. 126).
Los comportamientos somáticos a los que se refieren los autores del “Diccionario razonado de la teoría del lenguaje” podrían identificarse, en un discurso escrito, en aquellos elementos que se observan en el objeto soporte y que no son propiamente lingüísticos: el material, el formato, la tipografía y, llegado el caso, las imágenes. Estos factores podrían, incluso, determinar acciones de poder discursivo.
Teniendo en cuenta la anterior contextualización teórica, este trabajo tiene como propósito presentar el análisis de un comunicado que circuló, puerta a puerta, en el mes de agosto de 2013 en algunos barrios del norte de Bucaramanga. A partir de este estudio, puede comprenderse, por una parte, ciertos valores o problemas sociales tales como la inseguridad, y por otra, el fin persuasivo que está implícito dentro del discurso escrito. Para ello, con base en la teoría discursiva de Van Dijk y en algunos aportes de Searle y de Calsamiglia y Tusón en torno al análisis del discurso, se estudia, primeramente, el tema y la relación entre los sujetos que intervienen en el discurso; en segunda medida, se analizan los elementos paratextuales y, por último, la organización textual y los factores lingüísticos.
2.      Temática, ilocución y perlocución
A modo de carta (ver anexo), el comunicado de la Vigilancia Independiente del Norte de Bucaramanga, ofrece sus servicios de atención y seguridad social a los pequeños negociantes. En primer lugar, se evidencia la constante alusión a los ladrones y delincuentes que atemorizan tanto a los clientes como a los comerciantes y, luego de ello, se ofrece el servicio de protección como medio de solución a la inseguridad social. A partir de lo anterior, puede notarse un actuar ilocucionario:
Los actos ilocucionarios y proposicionales consisten característicamente en emitir palabras dentro de oraciones, en ciertos contextos, bajo ciertas condiciones y con ciertas intenciones (…). (Searle: 1994, p. 33).
En este caso, junto al ofrecimiento, se está haciendo una promesa de protección, si y solo si los beneficiados, tal cual se informa en la última parte del comunicado,  pagan una cuota de 5000 pesos semanales. Esta promesa explícita en el texto tiene: 1) como contenido proposicional un actuar próximo del locutor, 2) la presunción de que los lectores prefieren que se realice el acto de seguridad ciudadana a que no se realice, 3) una disposición de cumplir el acto de promesa y 4) una obligación a llevarlo a cabo. Los puntos inmediatamente anteriores equivalen a las reglas ilocucionarias que John Searle denomina, respectivamente, como Regla de contenido proposicional, Reglas preparatorias, Regla de sinceridad y Regla esencial[2]
Del mismo modo, se evidencia un presupuesto actuar perlocutivo. Es decir, el acto ilocucionario de la promesa pretende causar ciertos efectos persuasivos en los lectores; de lo contrario, este no se realizaría completamente, tal cual lo afirma Jorge Lozano (1986):
La intención ilocucionaria del locutor debe ser correspondida, de parte de su interlocutor,  con un determinado efecto ilocucionario; sin tal correspondencia el acto ilocucionario no se puede considerar plenamente realizado (p. 194).
Para este caso en particular, puede decirse que la promesa se lleva a cabo, siempre y cuando se haya cancelado el valor semanal de vigilancia. Van Dijk (1984) explica este acto de habla de la siguiente manera, partiendo de dos oraciones condicionales:
La expresión de tales frases vale como una promesa condicional y como un consejo[3] condicional (…). Estos términos, sin embargo,  pueden ser engañosos. Debemos entender que significan que una promesa o dar un consejo se realiza solo si se satisfacen las cláusulas condicionales. (p. 308).
Así las cosas, los enunciadores de la carta tienen un propósito definido: el ofrecimiento de servicios de seguridad ciudadana, y pretenden, por medio de un discurso persuasivo, que los enunciatarios paguen la cuota semanal para que sean protegidos. Esta persuasión se comprende, además, en la organización discursiva, debido a que primero se enfatiza en los peligros que corren los clientes y los comerciantes en los sectores del norte de Bucaramanga, para después ofrecer sus servicios a cambio de cierta suma de dinero. 

3.      Elementos paratextuales
El comunicado en cuestión está impreso. Algunos espacios se dejaron en blanco para completar cierta información concerniente a la fecha, al número de celular al que los interesados pueden comunicarse, al valor del servicio y a la firma del coordinador de la organización. No obstante, las grafías que van sobre estos espacios siguen dentro del plano lingüístico, pero con la variación particular en la representación del código. Es necesario tener claro que, sin embargo, existen otros códigos semióticos que influyen en la configuración del discurso escrito:
Si el soporte de la comunicación oral son principalmente los hablantes por sí mismos, sus expresiones faciales, movimientos y gestos, el soporte de la comunicación escrita se materializa en objetos reales, autónomos que aparecen en contextos materiales determinados. Al conjunto de códigos semióticos que pueden aparecer concomitantes con el texto escrito se le ha llamado paratexto (Calsamiglia y Tusón: 2001, p. 86).
En la cita anterior, se presenta un parangón entre los elementos extralingüísticos de la oralidad que también aportan a la significación y las diversas formas semióticas (no propiamente códigos) que configuran elementos semánticos de la escritura. Lo que Calsamiglia y Tusón definen como paratexto, puede comprenderse, a partir de su propia teoría, en cuatro aspectos[4] que se relacionarán a continuación con el comunicado de la Vigilancia Independiente del Norte de Bucaramanga: 1) El material soporte: el comunicado está impreso en papel;  2) El formato: el tamaño de la hoja es propio de una carta; es decir, concuerda con  el género discursivo;  3) La tipografía y el diseño gráfico: el título sobresale en tamaño e intensidad de color; se hace uso de la negrilla en el destinatario de la información y en el apócope de la referencia. El texto no está justificado tipográficamente, el tamaño y tipo de la letra corresponden a Arial 12 y, a pesar de que se combina la escritura a mano con la digital, no hay firma del remitente. El último de los aspectos que exponen Calsimiglia y Tusón concierne al sincretismo de códigos semióticos tales como escritura-imagen-diagramas-tablas. En este análisis se omite este aspecto por el hecho de que se cuenta únicamente con el código lingüístico.
Ahora bien, los datos precedentes podrían caracterizar, hasta cierto punto, el acto ilocucionario del discurso. El hecho de que esté resaltado el título (que hace referencia al remitente), el destinatario y la referencia, es una manera de hacer énfasis en la entidad que ofrece el servicio, en quien podría beneficiarse de él y  en la razón por la cual se hace el comunicado.  El tamaño de la letra, la estructura utilizada y la fusión de escritura a mano con la del formato Word harían suponer que el remitente pretendía respetar las normas propias del género discursivo, pero que, por motivo de posibles cambios de fecha, de precios o de número celular, prefirió limitarse a un formato particular que podría imprimir cuando lo considerara necesario y, así, poder completarlo con la información correspondiente y actualizada. Por otra parte, el hecho de que la carta no esté firmada por el coordinador de la organización, supondría que la responsabilidad de los servicios prestados se adjudicaría no a una sola persona, sino a la entidad en general: Vigilancia Independiente del Norte de Bucaramanga, que sería, según lo afirma Fontanille (2006) basándose en Benveniste, el sujeto de la enunciación implícita:
(…) si hay enunciación, entonces hay sujeto. Si esta enunciación es una representación simulada en el enunciado, entonces tiene que ver con un simulacro enunciado del sujeto; si queda presupuesta por el enunciado, entonces tiene que ver con “el sujeto de la enunciación implícita”. (p. 225).
En este caso, no se podría hablar de un simulacro porque no hay representación aparente del sujeto en el enunciado (el pronombre nos no indica con precisión si se trata o no de los vigilantes. Cf. el punto 3 del presente trabajo) , sino más bien una enunciación presupuesta que indicaría que los enunciadores del discurso hacen parte de la organización de vigilancia. Lo que no puede constatarse de ninguna manera es si, en realidad, el autor se corresponde con el nombre Jairo Ramírez, tal cual aparece al final del comunicado, pues si el precio de la celaduría cambia dependiendo del vigilante (información que se da en el último párrafo del cuerpo de la carta. Ver anexo), podría suponerse, y solo como conjetura, que, en últimas, es este quien enuncia.
De esta manera, puede comprenderse la importancia de los elementos paratextuales del discurso escrito objeto de estudio. En otras palabras y partiendo de lo analizado, tanto el formato y el soporte como la tipografía y el diseño gráfico aportan rasgos semánticos al acto discursivo.
4.      Organización textual y elementos lingüísticos
El comunicado en cuestión posee algunos elementos formales propios de la carta. Este género discursivo se caracteriza, según Jesús Sánchez Lobato, Ángel Cervera, Guillermo Hernández y Coronada Pichardo (2007), por “estar distribuida de una manera fija y ordenada” y que consta de membrete, lugar y fecha, encabezamiento, saludo, introducción al cuerpo, cuerpo en forma epistolar, despedida y, llegado el caso, posdata (Cf. P. 399). En la carta objeto de estudio, se encuentra, en primera medida, el título, poco frecuente en la escritura epistolar, que se refiere, de cierto modo, al remitente. Seguido de este, aparece el número del Registro Único Tributario (RUT) de la empresa de vigilancia para crear el efecto de veracidad y legalidad en el documento. Justo después aparece la información típica de ciudad y fecha, del destinatario y de la referencia; luego, viene el cuerpo de la carta y, por último,  el espacio para la firma (en este caso, inexistente) del destinador. Con respecto al cuerpo del comunicado, puede decirse que está organizado a partir de una suerte de relevancia, que consiste en que los enunciadores centran la primera información en los problemas de inseguridad que ha habido en el sector, para terminar con la propuesta de ofrecimiento de servicios. En otras palabras, los enunciadores hacen relevante la primera información para su beneficio, priorizando, por ende, en la inseguridad del sector, que es, a la vez, la información conocida y compartida con los comerciantes. Esta noción de relevancia es expuesta por Van Dijk en “Texto y contexto” y en “Ideología y discurso”, de la siguiente manera, respectivamente:
(…) un hecho y, por tanto, el conocimiento de tal hecho, es importante en relación con un contexto o en general con una situación si es una condición inmediata para un suceso o acción probable (o prevención de estos) en ese contexto o situación. (1980: p. 296).
(…) la información que expresamos al principio de un texto tiene más énfasis: se entiende primero y, por lo tanto, controla mejor la interpretación del resto del texto. Es decir, existe un paralelismo entre la importancia semántica y la prominencia formal (…). Por muchos motivos (…) este paralelismo puede manipularse” (2003: p. 70).
A partir de lo anterior, en el comunicado resulta importante el conocimiento de los hechos de inseguridad como condición inmediata de otro hecho subordinado. En este caso, la información del “raponeo y del malestar causando por indigentes” es relevante con respecto a los propósitos ilocucionarios. Por otra parte, dicha información podría llegar a ser notable por el hecho de la valoración social en torno a la inseguridad que, se presume, caracteriza a la comunidad. En pocas palabras: parece ser que se manipula el orden de la información en relación con su contenido con el fin de producir efectos perlocucionarios: persuasión de la seguridad ofrecida a cambio de una suma particular de dinero.
Ahora bien, dentro del cuerpo de la carta se evidencian ciertos elementos lingüísticos que demuestran el uso propio de la lengua del destinador (o de los destinadores, como se expondrá más adelante), que, al parecer, no ha desarrollado una competencia de escritura óptima. A continuación, se tratará, entonces, de estudiar la organización proposicional del enunciador para comprender la forma en que cohesiona las ideas: la cohesión, según María Cristina Martínez (1997), “se refiere a la manera como los usuarios de una lengua organizan un desarrollo proposicional en el discurso” (p. 41).
En el primero de los siete párrafos que componen el comunicado, se presenta la voz enunciadora con la conjugación del verboide poder en tercera persona plural acompañado por el pronombre nos, que vuelve a aparecer en el tercer párrafo con el verbo ponemos y en el quinto con el pronombre nosotros. En este mismo párrafo, la alusión a los enunciadores se impersonaliza en dos ocasiones: se requiere de la unión (…) con la ayuda mutua se pueda oficializar el servicio. Posiblemente, si se hubiese hecho uso del pronombre de primera persona plural (nosotros), habría causado cierta desconfianza en los lectores, debido a que los propósitos serían muy propios de la empresa de vigilancia y no de los beneficiados: en estos fragmentos, los vigilantes son los que requieren de la unión y los que desean oficializar el servicio.  Por otra parte, el uso del pronombre nos como enunciador parece no referirse a los vigilantes, sino a un grupo de personas que dirigen y evalúan el trabajo. A este respecto, en el primer párrafo se afirma que: “(…) nos permitimos ofrecer el servicio de vigilancia PERMANENTE EN LOS SECTORES, vigilantes que estarán a su disposición (…)”; las palabras que aparecen en itálica se refieren, por lo visto, a dos sujetos del enunciado totalmente distintos.
En el primer párrafo, la mayúscula sostenida cumple la función de énfasis. El foco de la información recae, entonces, sobre la permanencia diaria de los vigilantes en los sectores inseguros. Esto aporta, sin duda, al grado de relevancia del enunciado, del mismo modo que en el último párrafo la palabra Valor fue escrita con mayúscula inicial, con el fin de acentuar el precio del servicio prestado.  
Por otra parte, la mala puntuación (sobre todo la carencia de comas después de conectores o antes de adversativos; verbigracia, en el tercer párrafo, antes de la conjunción adversativa pero o después del conectivo En tal sentido), los errores en la transcripción de palabras (causando, en lugar de causado, en el primer párrafo; comunicarle en lugar de comunicarse, en el cuarto; y en el sexto, la falta de la consonante r en el verboide vincular) y la mala acentuación (está, número, próspero) a lo largo del comunicado demuestran, de igual modo, el uso propio de la lengua por parte de los enunciadores. En este aspecto lingüístico no se ahonda lo suficiente por cuestiones de pertinencia con respecto al propósito de este trabajo, pero la descripción dada serviría, y solo posiblemente, para proponer una caracterización general tanto del sujeto enunciador como del enunciatario: en otra situación, por ejemplo, el discurso habría variado si los destinatarios hubiesen pertenecido a la zona oriental de Bucaramanga.
Así las cosas, la organización textual y la sintaxis aportan elementos necesarios para la comprensión pragmática del comunicado objeto de estudio. A partir de estas, pueden comprenderse asuntos tales como la relevancia o la competencia lingüística del enunciador.
5.      Conclusiones
Este análisis discursivo sobre el comunicado de la Vigilancia Independiente del Norte de Bucaramanga demuestra propósitos ilocutivos que pretenden causar efectos persuasivos en los destinatarios. Sobre este aspecto, valdría la pena retomar la proposición con la cual finaliza el tercer párrafo del anexo: “En tal sentido ponemos a consideración la frase de que la unión hace la fuerza”. Esta oración tiene como fin persuadir sobre el pago del servicio ofrecido a los comerciantes a cambio de la seguridad prestada; es decir, habría una condición para llevar a cabo la promesa de protección ciudadana. 
Por otro lado, los elementos paratextuales del discurso escrito aportan a la comprensión global del comunicado. La tipografía, el diseño, el formato y el soporte son factores semánticos que ayudan a comprender, por ejemplo, los motivos por los cuales hay letras más grandes que otras o usos de la negrilla solo en algunas palabras. Lo paratextual también aporta en la comprensión de las razones por las cuales se dejan espacios en blanco: existe un formato prestablecido a partir del cual se completa la información dependiendo de la fecha, de los datos y del precio particular del vigilante encargado de un sector determinado. En últimas, no es el autor de la carta quien cobra el dinero; sin los espacios en blanco habría sido imposible llegar a esta conclusión.
Por último, el estudio de la organización textual y de los usos lingüísticos del enunciador describe la relevancia temática en el comunicado y los fines ilocucionarios de tal acto. Además, el análisis del uso del discurso escrito del destinador ayuda a comprender, por un lado, la manera en que cohesiona las proposiciones y, por tal motivo, su competencia particular en escritura. 
De esta manera, el discurso escrito, para ser comprendido en su totalidad, debe estudiarse partiendo tanto de lo lingüístico como de lo paralingüístico. Si no se hubiera tenido en cuenta este último factor, jamás se habrían comprendido las razones por las cuales, en el comunicado, hay palabras más grandes que otras, vocablos con negrilla o espacios en blanco. Y viceversa.





Bibliografía
Calsamiglia, H.  y Tusón, A. (2001). Las cosas del decir. Barcelona: Editorial Ariel.
Cortés, L. y Camacho, M. (2003). ¿Qué es el análisis del discurso? Barcelona: Ediciones Octaedro.
Fontanille, J. (2006). Semiótica del discurso. Lima: Fondo Editorial.
Greimas, A.J. y Courtés, J. (1990). Semiótica. Diccionario Razonado de la teoría del lenguaje. Madrid: GREDOS.
Lozano, J. (1986). Análisis del discurso: hacia una semiótica de la interacción textual. Madrid: Cátedra.
Martínez, M. (1997). Análisis del discurso. Cohesión, coherencia y estructura semántica de los textos expositivos. Cali: Universidad del Valle.
Sánchez, J. Cervera, A. Hernández, G. Pichardo, C.  (2007). Saber escribir. Colombia: Editora Aguilar.
Searle, J. (1990). Actos de habla. España: Printer Industria Gráfica S.A.
Van Dijk, T. (1984). Texto y contexto. Madrid: Ediciones Cátedra.
Van Dijk, T. (2003). Ideología y discurso, una introducción multidisciplinaria. Barcelona: Ariel.





[1] Cf. Cortés, L. y Camacho, M. (2003). ¿Qué es el análisis del discurso? Barcelona: Ediciones Octaedro, p. 66.
[2] Cf. Lozano, J. (1986). Análisis del discurso: hacia una semiótica de la interacción textual. Madrid: Cátedra, p. 192. 
[3] Para este caso, sería una promesa condicional.
[4] Cf. Calsamiglia, H.  y Tusón, A. (2001). Las cosas del decir. Barcelona: Editorial Ariel, págs. 86-89.