miércoles, 31 de agosto de 2011

José Antonio Ramos Sucre: Carnaval, Preludio y La verdad

BREVE ACERCAMIENTO A LA INTERPRETACIÓN
DE TRES POEMAS DE JOSÉ ANTONIO RAMOS SUCRE[1]
 Jhon Monsalve
LA MUERTE EN LA POESÍA
DE JOSÉ ANTONIO RAMOS SUCRE
El presente texto tiene como objetivo mostrar la configuración de la muerte en tres de los poemas del poeta venezolano José Antonio Ramos Sucre: Carnaval, Preludio y La verdad. La poesía de este autor es considerada innovadora por el hecho de que es escrita en prosa.
En primer lugar, se expondrá el análisis formal de los textos; luego, el análisis narrativo, y por último el análisis axiológico, todo puesto en relación para mostrar con detalle la configuración de la muerte en parte de la obra del poeta venezolano.
Como Andrés Bello, José Antonio Ramos Sucre fue un humanista que innovó en asuntos de letras en Latinoamérica. Su obra fue recopilada unos cuantos años después de su muerte: en 1930 se suicidó con veronal, un tranquilizante y somnífero que es mortal en sobredosis.
Teniendo en cuenta las teorías trascendentes de la literatura, es necesaria una relación del autor con su obra que no llegue al límite de la simple conjetura. El poeta venezolano sufrió de una enfermedad nerviosa cuyas consecuencias se evidenciaron en una imposibilidad de conciliar el sueño. La fatiga mental y las horas nocturnas parece que le dieron las razones para ver la vida de otra manera. Los sentimientos y sensaciones se revelan en parte de su poesía.
        1.      Análisis formal
Los tres poemas del corpus están escritos en prosa. “Carnaval” está compuesto por  seis párrafos que oscilan entre uno y cinco reglones y entre 8 y 52 palabras. Los adjetivos son recurrentes junto al sustantivo y le dan un valor expresivo al texto: facciones imperfectas, gesto apacible, pintor septentrional, genio melancólico, figuras macabras, amigos turbulentos, enemigos travestidos, asalto bravo y obstinado, puño firme, golpes mortales, bebida malsana, licor salobre, verdes reflejos, mar gemebundo. Las figuras literarias más evidentes son: la metáfora: la sombra de mi tedio, y la imagen: el sedimento mismo de un mar gemibundo. Entre otras cosas, se puede decir que debido a que la longitud del último párrafo es similar a la del primero, es posible hallar una relación de la estructura con lo que se predica: aunque el tiempo del poema cambie en la mitad, tanto el principio como el final están narrados en el mismo tiempo. Cosa que no pasa con los demás poemas.
Por su parte, “Preludio” es un poema de tres párrafos de dos, tres y cinco líneas: el primero es más corto que el segundo y éste más corto que el tercero: de 24, 29 y 57 palabras, respectivamente. La figura recurrente en el poema es la metáfora: yo lo (al movimiento) habré escalado de brazo con la muerte. Ella es una Beatriz; ahora huyen (los recuerdos) y vuelven con el ritmo de infatigables olas y son lobos aullantes en la noche. En este poema, el último párrafo es más extenso que el primero, lo que podría indicar el desarrollo de las acciones en el tiempo y la prevalencia del tiempo desarrollado. También el crecimiento del deseo que se expresa.
Por otro lado, “La Verdad” es un poema de cinco párrafos compuestos por  un número de palabras que oscila entre 23 y 52. La figura literaria predominante es la parábola: 
Ø  Por prejuicio teológico: el destierro de las almas condenadas está en el ruedo del sol.
Ø  Por humana realidad: las golondrinas rodean los monumentos de un reino difunto (el mundo): bajo el ruedo de ellas está el infierno.
                Parábola: el mismo mundo es el destierro de las almas condenadas.
En cuanto a la longitud de los párrafos, puede decirse lo mismo del poema anterior: el primer párrafo es más corto que el último: símbolo de la oposición de un ahora y un antes.
En los tres poemas, el orden de los párrafos indican el tiempo de lo que se predica: el yo poético empieza hablando en un presente, y a medida que el poema se desarrolla, las acciones cambian al pretérito o al futuro.
        2.     Análisis narrativo y axiológico
José Antonio Ramos Sucre presenta en sus poemas lo sórdido de la vida, lo melancólico y un deseo inmenso de despegarse del mundo y huir de los hombres. La muerte se empieza a configurar en su poesía  a partir de su propia vida: (…) había elegido para fincar su propio mundo el territorio de la muerte[2].
 El tiempo en que se enuncia no siempre es el mismo. Hay una oposición de momentos que van relaciones a los sentimientos del presente del yo lírico. En “Carnaval”, el yo poético presenta su historia con respecto a los hechos que sucedieron antes de sentirse asediado por figuras macabras. Empieza en un presente en donde una mujer algo excéntrica perturba sus pensamientos. A renglón seguido, cambia de tiempo, y empieza a narrar hechos del pasado: cuando llegó a la fiesta y el estado en que estaba. El tercer párrafo está narrado también en pasado y cuenta el suceso de unos travestidos de carnaval que se pelearon en frente del que narra y de sus compañeros. Estos, en la fiesta, le dan un trago que él catalogó como malsano y mientras ellos bailaban, él era asediado por figuras macabras, y empezaba a ver la misma mujer que en el presente perturbaba su pensar, en una pausa del baile de los muertos. En cuanto a isotopías se reitera la idea de una vida decaída: de genio melancólico, de sombra de tedio, de necesidad de alentar fuerzas. Y esta vida en decadencia parece casi encontrar su fin cuando toma el licor y cree divisar  una mujer imperfecta de otro mundo, en una tregua de la danza de los muertos, es decir, del baile que presenciaba, como si sus amigos y él no pertenecieran a la tierra, y la mujer de facciones imperfectas siguiera perteneciendo a otro mundo.
En “Preludio” se presenta una decadencia similar. El yo poético confiesa querer estar entre tinieblas vacías porque los recuerdos de la vida lo atormentan. Hay tres tiempos diferentes: un ahora de deseo de muerte, un futuro de muerte idealizada y un pasado de recuerdos desconocidos por el lector, pero que comprende como amargos. En este poema, la muerte aparece como la solución a los recuerdos de la vida que atormentan: bajo su hechizo reposaré eternamente y no lamentaré más la ofendida belleza ni el imposible amor.
En “La verdad” se presentan dos oposiciones: una en el tiempo y otra en los hechos. En los dos primeros párrafos habla en presente sobre algunas cualidades y características de las golondrinas. A partir del cuarto párrafo, se empieza a hablar en pasado y se presenta la oposición que es el principio de una parábola. Se oponen el prejuicio teológico y el sentimiento humano de la realidad, con respecto al lugar de las almas condenadas. El primero le hace deducir al astrónomo que estas almas están en el ruedo del sol; el segundo, en cambio, después de recuperar lo que el yo poético llama el sentimiento humano de la realidad, le hace escuchar la voz de la golondrina que le dice la verdad: en el ruedo de las golondrinas está la respuesta, el secreto de la esfinge impúdica: las golondrinas están habituadas a rodear los monumentos de un reino difunto, el mundo, la tierra: la golondrina salva continentes en un día de viaje y ha conocido desde antaño la medida de la orbe terrestre. Se evidencia claramente el tópico con el poema “Carnaval” ya analizado.
Con base en lo anterior puede concluirse que:
·         Los tres poemas de José Antonio Ramos Sucre están escritos en prosa, se dividen por párrafos, cada párrafo no tiene más de seis líneas y el orden en que aparecen van configurando el tiempo del poema con respecto a la decadencia de la vida. Por otro lado, los párrafos más cortos introducen el texto, y se evidencia que si el último párrafo es el más largo, la acción que prevalece es la del tiempo que se desarrolla en el transcurso del poema, y que si el párrafo que finaliza es de la misma longitud del que introduce quiere decir que el poema termina con el mismo tiempo en que empieza, aunque en el medio se hubiese presentado otro tiempo verbal.
·         Carnaval, Preludio y La verdad son poemas en los que se configura la muerte en diversos aspectos: como la solución a los recuerdos de la vida que atormentan y la conciencia de que el mundo en que vive el hombre es un mundo de ánimas sobre las que vuelan golondrinas que avisan el estado de defunción del humano. Por otro lado, la muerte se configura por la decadencia de la vida del yo lírico en los distintos poemas.
·         Por último, parece que las enfermedades de José Antonio Ramos Sucre y las noches de insomnio le hicieron meditar sobre la configuración de la muerte en su propia vida. Huellas dejó en su prosa poética.



BIBLIOGRAFÍA

BULLOSA, Carmen. José Antonio Ramos Sucre, Poesía modernista. [En línea] Disponible en: http://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=-6ye-3VSCkwC&oi=fnd&pg=PA3&dq=jos%C3%A9+antonio+ramos+sucre&ots=yRn3tvmC8Q&sig=yySZ432ezy7bA_IqG7l0Hwl0MAI#v=onepage&q&f=false. (Consultado el 19  de agosto de 2011).

POESÍA EN ESPAÑOL. José Antonio Ramos Sucre. [En línea] Disponible en: http://www.poesia-inter.net/Jose_Antonio_Ramos_Sucre.htm. (Consultado el 18 de agosto de 2011).





[1] Jhon Alexánder Monsalve Flórez, estudiante de la Licenciatura en Español y Literatura de la Universidad Industrial de Santander. Trabajo presentado a José Horacio Rosales, profesor de Literatura latinoamericana.

[2] BULLOSA, Carmen. José Antonio Ramos Sucre, Poesía modernista. [En línea] Disponible en:   http://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=-6ye-3VSCkwC&oi=fnd&pg=PA3&dq=jos%C3%A9+antonio+ramos+sucre&ots=yRn3tvmC8Q&sig=yySZ432ezy7bA_IqG7l0Hwl0MAI#v=onepage&q&f=false. (Consultado el 19  de agosto de 2011).

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